El martillo de Mahler

Discografía

Así como su fama y prestigio, la discografía de Mahler sería, por mucho tiempo, incipiente. Grabaciones escasas que sólo hallarían lugar en los estantes de melómanos de amplio criterio o aficionados de gustos excéntricos. Esto resulta natural pues, tan escasas como eran sus las grabaciones de sus obras, lo era también la presencia de éstas en las salas de conciertos, en donde no sólo aparecían esporádicamente sino además, muchas veces, mutiladas. Los tiempos se suceden y llegó el tiempo de Mahler. Ahora es frecuente ver no sólo un nuevo disco de él, sino también, de manera frecuente, una nueva grabación de su ciclo sinfónico.; ahora es el músico más interpretado de la década superando, alrededor del mundo, a Beethoven que ocupa ya el segundo escalón. A continuación se presenta un repaso por las primeras grabaciones, las grabaciones históricas y las modernas destacadas de su obra. En 1905, Mahler interpreta al piano varias piezas suyas para que fueran perforadas en los rollos del sistema conocido como Welte-Mignon, similar al de la pianola, pero más desarrollado para intentar reproducir dinámicas, velocidad y algunos matices; este sistema permitía además reproducirse posteriormente en un piano tradicional, mediante otro artefacto creado por el mismo inventor. Sin embargo, su carácter mecánico de reproducción, yla casi segura desconfianza que aquel experimento esotérico despertaba en Mahler nos hacen asumir estas “grabaciones” como un simple documento circunstancial. A Oscar Fried y la orquesta de la ópera de Berlín corresponde el honor de haber realizado la primera grabación de una sinfonía completa de Mahler, la número dos, en 1924 sólo después de los dos primeros Lieder grabados por Grete Stückgold en 1915 y 1921. Fried fue amigo y colaborador de Mahler, preparó con él ésta y otras obras, y Mahler presenció en 1905 los ensayos de Fried para dirigir esta Sinfonía en Berlín, corrigiéndole los tempi y otros múltiples detalles. Mahler lo llamaba su “rayo de esperanza”. El ciclo Canciones por la muerte de los niños (Kindertotenlieder) es la segunda obra importante en ser grabada completa, en 1938, con el barítono Heinrich Rehkemper, dirigida por quien después sería uno de los más grandes intérpretes mahlerianos, Jascha Horenstein. Es trascendental que la primera grabación de esta obra haya sido realizada con una voz masculina, como lo debió preferir Mahler. La Primera Sinfonía abre su carrera discográfica en 1940 con Dimitri Mitropoulos y la Sinfónica de Minneapolis y posteriormente con la legendaria grabación de Jascha Horenstein con la Sinfónica de Viena, en1952. La Tercera Sinfonía se grabó por primera vez en 1952, por Charles Adler (Hilde Ross-Majdan, Coro de la Ópera Estatal, Niños Cantores de Viena, Filarmónica de Viena) en una memorable interpretación. La primera grabación de estudio de la Cuarta Sinfonía se hizo en Tokio, en 1930, con Hidemaro Konoye y la Filarmónica de Japón. Hasta 1945 se haría el primer registro que circulara en el ámbito occidental, la de Bruno Walter con Desi Halban y la Filarmónica de Nueva York. Después de tempranas y experimentales grabaciones del Adagietto de la Quinta Sinfonía (1926, con Mengelberg por ejemplo), vemos que esta obra le pertenece a Bruno Walter en sus tiempos pioneros. La primera versión en concierto que aún puede escucharse es de 1938, con la Filarmónica de Viena y la primera grabación de estudio es de 1947 con la Filarmónica de Nueva York. A diferencia de las otras sinfonías, la Sexta Sinfonía comienza su carrera discográfica con una grabación de estudio, la de Charles Adler y la Sinfónica de Viena en 1952, rescatada por Conifer, sello actualmente desaparecido. Después prosiguen las diversas grabaciones de concierto de los años 50 como las de Dimitri Mitropoulos, Eduard Flipse, Van Beinum, Hermann Scherchen. La primera grabación de estudio de la Séptima Sinfonía la hizo Hermannn Scherchen en 1953 con la Orquesta de la Ópera de Viena y será hasta 1964 que Maurice Abravanel realice la segunda grabación, seguido en 1965 por Leonard Bernstein con la Filarmónica de Nueva York. En 1950, Leopold Stokowski hizo el estreno en Estados Unidos de la Octava Sinfonía. Existe un documento discográfico de ese acontecimiento, que además es la grabación más temprana que se conserva de dicha obra. Un año después, se grabó la interpretación de Hermannn Scherchen con la Sinfónica de Viena. En 1938, Bruno Walter dirigió la Novena Sinfonía con la Filarmónica de Viena, en un concierto que desde entonces se volvió legendario, pues era el primer contacto discográfico que se tenía de esta obra. Pero, la primera grabación en forma de esa sinfonía la haría Jascha Horenstein con la Orquesta Sinfónica de Viena, en 1952. Hasta el primer boom de los años 60, comenzado por Leopold Ludwig (Sinfónica de Londres), por el propio Bruno Walter

Leave a Reply